Cuánto más sugestiva e inquietante es una misteriosa y curvilinea interrogación «¿?» que una tiesa y rígida admiración «¡!». Pequeños símbolos de gran significado.
Flexibilidad frente acartonamiento, agilidad contra inmovilidad. Cuestionarnos continuamente las propias convicciones nos ayuda a tener una vida saludable y estimulante.